Más del 5% de los habitantes de Colombia son migrantes venezolanos recientes, la mayoría con vocación de permanencia.
En otras palabras y según las cifras más recientes –con corte al pasado mes de octubre– unos 2,9 millones de venezolanos han cruzado páramos y montañas, en autobús, a pie o haciendo autoestop, para afincarse en busca de oportunidades en las ciudades colombianas.
De ellos, 615.000 viven en Bogotá, la fría capital a más de 500 kilómetros de la frontera. El acento se escucha en cada esquina.
Y es que más de 7 millones de personas han salido del país venezolano en sucesivas oleadas, empujadas por la crisis política, social y económica.
Aunque se han dispersado por todo el continente, Colombia es por mucho el principal destino de esa diáspora, con una política de acogida a la vanguardia de América Latina.
Hay tantas historias como migrantes. En febrero de 2021, el Gobierno de Iván Duque lanzó el Estatuto Temporal de Protección para Migrantes Venezolanos (ETPV), con una vigencia de 10 años, con el que se proponía regularizarlos a todos.
Todo esto según un trabajo de investigación del diario El País de España.