Poco a poco Nayib Bukele, presidente de El Salvador, en Centroamérica, va ganando puntos con la población. Hace poco inauguró una de las prisiones más avanzadas de la región.
Este lugará albergará unos 40.000 pandilleros.
Denominado como Centro de Confinamiento del Terrorismo, este penal que está levantado en un predio de 166 hectáreas tiene una decena de pabellones que ocupan 23 hectáreas, explicó el ministro de Obras Públicas, Romeo Rodríguez, en una cadena nacional de radio y televisión, recogió la agencia de noticias AFP.
La prisión posee un muro perimetral de 2,1 kilómetros, que será vigilado día y noche por 600 soldados y 250 policías.
En el interior la seguridad estará a cargo de guardias de la Dirección General de Centros Penales.
Desde el gobierno salvadoreño advirtieron que “los reclusos tendrán que trabajar en esa prisión”.
La cárcel cuenta con un sistema de vigilancia con circuitos de video y escáner para la revisión de quienes ingresen.
Además, las celdas son de concreto reforzado y tienen gruesos barrotes de acero. Posee pozos propios para extraer agua potable.
Para lograr estos avances en materia penitenciaria, El Salvador aprobó un régimen de excepción a finales de marzo del año pasado en el Congreso tras una escalada de homicidios atribuidos a las pandillas y que ha dejado más de 6.100 detenidos.
El Salvador registró 496 homicidios en 2022, aproximadamente un 57 % menos que los contabilizados en 2021, según fuentes oficiales.
La cifra de homicidios de 2022 es la más baja desde que Bukele llegó a la Presidencia en 2019. Ese año se registraron más de 2.390 muertes.
En 2020 el número fue de más de 1.340 asesinatos, atribuidos principalmente a los miembros de pandillas.
Recordemos que en 2010, cuando el país era gobernado por el expresidente Mauricio Funes (2009-2014), la nación centroamérica registró casi 4.000 asesinatos.
Bukele ha sido enfático al afirmar: ”La única forma de lograr la paz es que se cumpla la ley y que se haga justicia”.
El ha dicho que “ya los jóvenes no son arrancados de sus familias por el luto, por la muerte, por el asesinato. Si no que ahora tenemos la tranquilidad de que nuestros niños van a estar bien, de que nuestros jóvenes van a estar bien, que nuestros artistas, líderes comunitarios (…) van a estar bien”.