Algunos de los títulos más populares prometen combatir el sobrepeso, la falta de energía o las distracciones, aunque después den consejos de sentido común
En verano hay más tiempo para la lectura y los libros sobre salud y bienestar se encuentran entre los favoritos. Este tipo de contenido, que muchas veces se califica de autoayuda, puede criticarse por su falta de rigor o por ofrecer soluciones simples a problemas difíciles, o se puede apreciar como un apoyo útil para mejorar nuestra vida. Pero, en primer lugar, es un buen indicador de lo que nos preocupa: si el público siente alguna carencia, habrá quien venda soluciones, las tenga o no.
¿Estrés, hinchazón, cansancio crónico, exceso de peso? Dos de los libros más vendidos ahora mismo, Adiós a la inflamación, de Sandra Moñino, y La revolución de la glucosa, de Jessie Inchauspé, proponen soluciones a estos problemas que casi cualquier persona viva puede experimentar a partir de cierta edad. Como es habitual en este tipo textos, se señala un proceso biológico o una sustancia que actúa como una palanca mágica para controlar los intrincados equilibrios fisiológicos que nos hacen sentir poderosos o agotados, relajados o ansiosos.
Hay una gran cantidad de pruebas de que la inflamación crónica está en el origen de enfermedades como el cáncer o las dolencias cardiovasculares. Eso explica, por ejemplo, que una buena higiene dental, que evite la inflamación continua de las encías, sea una medida adecuada para prolongar la vida o mejorar la salud mental. Sobre la glucosa, existen décadas de investigación que muestran su relevancia para un buen estado metabólico y su efecto en la longevidad. La metformina, un fármaco para ayudar a los diabéticos a controlar los niveles de azúcar en sangre, es también de los más prometedores para alargar la vida, y el ayuno intermitente —que, al menos en algunos casos, es beneficioso—, tiene entre sus efectos una mejor regulación de la glucosa.
Muchos libros de autoayuda ofrecen soluciones que parecen panaceas; aunque después den consejos de sentido común sobre cómo alimentarse, evitar malos hábitos o controlar el estrés, que tienen efectos positivos sobre mecanismos muy generales como la inflamación o los niveles de glucosa. Pese a las dudas que puedan despertar estos libros, hay análisis que sugieren que sus lectores son más felices que la media; en parte, porque creer que un texto nos puede ayudar a vivir mejor trasluce una actitud más positiva ante la existencia que la del descreído que no confía en la posibilidad de mejorar. Los efectos de estos libros dependen mucho de la actitud del lector, que debe utilizar el contenido como una fuente de información para después ayudarse a sí mismo.