Imagina que tú y tu pareja están en la cocina discutiendo quién pagará la próxima compra del súper. Dividir los gastos puede ser un tema delicado, pero es esencial para mantener una relación saludable. Ya sea que opten por dividir todo a la mitad, ajustarlo según sus ingresos, o turnarse para cubrir diferentes gastos, lo importante es encontrar una forma que funcione para ambos.
Aquí te damos algunas formas efectivas de gestionar las finanzas compartidas, para que descubras cuál les puede funcionar mejor:
Gastos en partes iguales
Dividir los gastos en partes iguales es una de las formas más sencillas, directas y efectivas si ambos tienen ingresos similares. En este método, ambos contribuyen con la misma cantidad de dinero para cubrir los gastos fijos.
La principal ventaja de este enfoque es su simplicidad y transparencia, ya que ambos sienten que están aportando por igual. Sin embargo, puede resultar injusto si uno de los dos gana significativamente menos que el otro, y no contempla diferencias en gastos personales. Además, puede ser necesario renegociar las contribuciones en caso de gastos imprevistos.
Dividir porcentualmente según ingresos
Dividir los gastos según los ingresos tiene sus ventajas. Es justo porque cada uno aporta según lo que gana, lo cual parece bastante equitativo. También es flexible, porque si uno empieza a ganar más (o menos), pueden ajustar cómo dividen los gastos sin tanto rollo. Esto ayuda a evitar peleas por el dinero y hace que la pareja se sienta más tranquila respecto a las finanzas juntos.
Pero no todo es color de rosa. A veces, uno puede sentir que está aportando más o menos de lo justo comparado con el otro, y eso puede causar problemas si no hablan bien de cómo manejar el dinero. Además, si hay una diferencia grande en los ingresos, decidir cómo dividir los gastos puede ser un tema complicado. Y claro, tener que hablar siempre de dinero puede ser un poco incómodo para algunos.
Cubrir gastos específicos En este método, cada uno se hace cargo de ciertos gastos específicos en casa. Por ejemplo, uno paga el alquiler o la hipoteca, mientras que el otro se ocupa de las facturas de luz y agua. Esto ayuda a que cada quien tenga sus responsabilidades claras y puede simplificar las discusiones sobre quién paga qué cada mes. También permite mantener cierta independencia financiera, ya que cada uno maneja su parte. Pero hay que tener en cuenta que podría haber diferencias en cuánto termina pagando cada uno, dependiendo de los gastos involucrados.
Abrir una tercera cuenta conjunta
Otra opción es abrir una cuenta conjunta donde ambos depositen dinero para cubrir los gastos. Esta cuenta se utiliza para pagar todas las facturas y compras compartidas, mientras que cada uno mantiene sus cuentas personales para sus gastos individuales.
Para gestionar de la mejor manera una cuenta conjunta sólo:
-
Definan qué gastos se cubrirán con la cuenta conjunta (alquiler, servicios, alimentos, etc.).
-
Decidan cuánto dinero depositará cada uno mes con mes en esa cuenta. Esto puede ser en partes iguales o porcentualmente según sus ingresos.
-
Revisen regularmente los movimientos de la cuenta para asegurarse de que se están utilizando los fondos de manera adecuada.
Independientemente del método que elijan, manejar el dinero juntos es más fácil si hablan abiertamente y se planifican bien. Es clave sincerarse sobre ingresos, gastos, deudas y lo que quieren lograr financieramente, y hacer un presupuesto para controlar los gastos y ajustarse si cambian las cosas. También es buena idea tener un fondo para emergencias en caso de sorpresas, como reparaciones o gastos médicos. Ahora ya sabes que dividir los gastos con tu pareja no es tan complicado como parece, con una buena comunicación y planificación, es posible encontrar un método que funcione para ambos. Lo importante es que se sientan cómodos. Al seguir estos consejos y mantener una actitud abierta y flexible, podrán gestionar sus finanzas de manera efectiva y fortalecer su relación.
